
Abdelkader Bousfanj
Beni-ensar 05 de diciembre de 2009
Resulta incomprensible el afán que, durante decenios, han venido manifestando algunos sectores dentro de la sociedad española en aras de apadrinar el problema del Sáhara. Cuestión muy inteligible, por otra parte, dada la ignorancia, la amnesia histórica intencionada y el sentimentalismo de mercadillo desde el cual se encara este asunto por su parte.
No menos sorprendente resulta también que unos medios estatales de tanta calada en España como son la RNE y TVE vayan pregonando a bombo y platillo la capacidad que tiene la disidente ¿marroquí ? Aminatou Haydar de empañar las relaciones diplomáticas entre los dos Estados vecinos. ¿Y si esto fuera probable… ? ¿y si asumiéramos este supuesto como remotamente factible ? ¿tanta trascendencia tiene este ser espectral surgido de ninguna parte ? ¿tan quebradizas y difusas son los vínculos que nos unen a este país peninsular ?
El gobierno español se está dejando embaucar por esta mujer, arriesgándose a enturbiar las distendidas e inmejorables relaciones que unen a estos dos países.
Los comentarios en pro de los planteamientos independistas, en la prensa española, afluyen a diestro y siniestro. Lo cual pone de manifiesto una ceguera en demasía preocupante y un planteamiento nada sensato, si no ¿por qué no encarar el problema vasco desde el mismo rasero ?
La señora Haydar está intentando hacer leña de un árbol caído, y creo que bien sabrá ella y lo sabrán también los atrincherados a su lado que para ello hace falta un roble y no un bonsai.
El monarca marroquí dejó bien zanjado en su último discurso que en cuestiones de nacionalidad no se titubea ; o se es o no se es marroquí, no hay más opciones. La tolerancia y la flexibilidad a las que se les había venido acostumbrando a estos energúmenos ya no tienen cabida en la actual política marroquí, abocada a levantar a este país y a ubicarlo en la vía del desarrollo y de la prosperidad.
La señora Haydar y sus correligionarios, acostumbrados a vivir del cuento, no dudan en esgrimir sus falaces argumentos y su jerigonza victimista para captar el apoyo de aquellos que tienen una predisposición enfermiza a vitorear todo aquello que pudiera resultar pernicioso para Marruecos.
A ellos les digo, déjense de chorradas, majaderías chulescas, sandeces y de victimismo y recapaciten ; pero háganlo no desde la complicidad de los que quieren sembrar en huerto ajeno sino desde la cordura, el raciocinio y sobre todo desde las enseñanzas que dicta la Historia, nuestra Historia.